La Dislexia no sólo se manifiesta en el área escolar, también puede manifestarse en el ámbito laboral y social. No todos los síntomas se dan en todas las personas y, a veces, un síntoma se da con mayor o menor intensidad.
En los últimos tiempos, se ha dado a conocer más información sobre el trastorno específico de aprendizaje denominado Dislexia. Esto ha favorecido a que padres y docentes logren detectar algunos síntomas en sus hijos y alumnos, y consulten a profesionales para poder ayudarlos. Sin embargo, aún existen dudas sobre las características propias de este trastorno en cuanto a cómo detectarlo y qué hacer en estos casos.
Cuando hablamos de DISLEXIA nos referimos a un trastorno neuropsicológico, que genera dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura, en niños que disponen de un nivel de inteligencia normal, de un potencial de aprendizaje adecuado a sus edades, y que no poseen déficit físicos o psicológicos que expliquen dichas dificultades. Por este motivo, son niños que a pesar de estas condiciones obtienen bajas notas en pruebas y libretas, se frustran en las clases, tienen dificultades para hacer tareas, y muchas veces son tildados de ”vagos” o de “niños problemáticos”.
Los síntomas que podemos observar en niños con dislexia, son los siguientes:
- Dificultades de aprendizaje, predominantemente en lecto-escritura.
- Sustituye, invierte, une, separa u omiten letras.
- Demora en la alfabetización.
- Baja comprensión lectora.
- No retiene las tablas de multiplicar.
- Confunde signos aritméticos.
- Repite errores ortográficos sin poder corregirlos.
- Dificultades en lateralidad: izquierda-derecha.
- Torpeza motriz (para atarse los cordones, abrocharse los botones, lanzar una pelota, etc)
- Desorganización espacial.
- Dificultades de atención y tarda mucho en realizar tareas.
- Labilidad emocional y baja tolerancia a la frustración.
La dislexia no es una enfermedad, y por lo tanto, no tiene cura. Posee una base neurobiológica, esto significa que los niños con dislexia poseen diferencias en sus estructuras cerebrales y en el funcionamiento de las mismas. Del igual modo, la dislexia tiene una base genética, por lo cual es probable que estos niños tengan padres o hermanos, que tengan o hayan tenido las mismas dificultades.
En caso de detectar algunos de estos síntomas, es fundamental consultar y derivar a un psicopedagogo, ya que es el profesional idóneo para que realice el diagnóstico y el tratamiento correspondiente. Es importante también, estar atentos para una detección temprana de este trastorno, lo que beneficiará el pronóstico del tratamiento, y permitirá al profesional facilitar al docente, adaptaciones de acceso a los contenidos escolares, para que los alumnos con dislexia puedan acceder a los conocimientos sin dificultades.
Por último, es muy importante reconocer y fomentar aquellas áreas donde el niño disléxico tenga un buen desempeño, para mejorar sus relaciones interpersonales, su motivación y sobre todo su autoestima. Con un tratamiento regular y adecuado, adaptaciones de acceso a los contenidos escolares, y una familia que lo apoye y lo contenga con amor, el niño disléxico podrá aprender exitosamente.